Desde muy pequeñito he sentido fascinación por esos vehículos grandes, ruidosos, en ocasiones (para algunos) malolientes, que se desplazan a gran velocidad, o quizá no a tan gran velocidad, sobre unos raíles metálicos. Me refiero al "caballo de hierro", al ferrocarril.
Este interés equinoférrico se ha extendido a sus derivados urbanos. Soy una persona que, en general, se siente a gusto en las ciudades. Lo que algunos llamaría un "urbanita". Ya sé que esto es poco ecológico, que las ciudades son hormigueros deshumanizados, que cómo se va a comparar el caos urbano con la tranquilidad campesina y rural... Pero bueno,... de todo tiene que haber. Y yo soy así.
Y así llegamos a los antes mencionados "derivados urbanos" del ferrocarril. Quizá los más extendidos los metros y los tranvías. Bueno, los ediles modernos cuando promueven nuevas líneas de estos últimos no les llaman tranvías. Es que hace 30 años, lo moderno era quitar los tranvías. Ahora que está de moda volverlos a instalar... pues les llamamos "metros ligeros" y todos contentos. Y modernos. Claro que una vez leí una propaganda municipal que hablaba de una "solución para el transporte de masas de superficie sobre raíles". No; no era en mi querida y a la vez un poquitin odiada Zaragoza. Donde resido. Donde quitaron el último tranvía no turístico de España en los 70s, y donde quieren instalar un "metro ligero".
También encontramos otras soluciones para ciudades con elevados desniveles. Los absolutamente encantadores funiculares. Y hoy os muestro el aspecto de uno de ellos en Zagreb (Croacia) en el año 1993. Sí. Si alguno tiene algo de idea de historia le contestaré que sí. Que entonces había guerra en Croacia. Al sur de Zagreb. Pero uno era más joven y más atrevido entonces a la hora de hacer turismo.
miércoles, agosto 31, 2005
Tranvías, funiculares, metros,... ciudades sobre raíles
Publicado por Carlos Carreter a las 19:02
Etiquetas: ferrocarril
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