The Prestige (2006), 21 de enero de 2007
Reconozcámoslo. Cuando veo una película de intriga o misterio, con un desenlace que se supone ha de sorprender al espectador, y hacia la mitad de la película ya he descubierto parte de ese misterio, y cuando sólo que una cuarta parte de la misma ya me imagino casi completamente de qué va a ir el final, esta película pierde muchos enteros en mi valoración.
Cuando nos enfrentamos a una película con misterio, pueden pasar tres cosas. La primera es que consigamos averiguar "antes de tiempo" el desenlace. Obviamente, hay un problema en la concepción de la historia o en cómo se ha trasladado al guion cinematográfico. El desenlace debe actuar de auténtico climax del filme, nos ha de sorprender, y si esto no es así, hay cierto grado de fracaso. Y esto es lo que me ha pasado con este largometraje, firmado por Christopher Nolan. Con cierta frecuencia, en el cine actual no conseguimos adivinar el desenlace; pero desgraciadamente no se debe a la habilidad del guion y de su traslación a la pantalla, sino porque el guion es tramposo, nos ha hablado de unas cosas y al final se saca de la manga una sorpresa con elementos que no estaban en el planteamiento y en el nudo de la historia. Muy típico de esta época de malos guiones, donde priman los efectos especiales. Lo ideal es que en la historia estén todos los elementos que necesitamos, pero combinados de tal forma que nos mantega en un vilo, que nunca estemos seguros de qué va a pasar y que al final tengamos esa sensación de sorpresa que acompaña a la magia del buen cine. Es lo que yo esperaba aquí... y no he tenido. Todo me ha parecido demasiado obvio.
La historia es una de rivalidades, realmente encarnizadas, por no decir odio, entre dos ilusionistas de principios del siglo XX que se dedican a hacerse la cusca el uno al otro constántemente.
Los dos personajes principales, interpretados por Hugh Jackman y Christian Bale, absorben casi toda la película, lamentablemente porque hay algunos personajes secundarios que merecerían un mejor trato. Michael Caine nos ofrece uno de esos secundarios entrañables, y con su buen hacer nos sabe a poco. Dos de los personajes femeninos, los interpretados por Rebecca Hall y Scarlett Johansson, se me hacen escasos; creo que su incidencia en la historia personal de los protagonistas es importante, y en el filme quedan reducidos poco más al rol de necesarios "floreros". Un pena. El tercer personaje femenino, interpretado por Piper Perabo, tiene un corto desarrollo más ajustado a las necesidades de la historia. El hecho de que el científico e ingeniro Nikola Tesla esté interpretado por un irreconocible David Bowie me parece intrascendente. Todos ellos cumplen sin mayor problema, no pudiendeseles achacar especialmente las debilidades del filme, que además de previsible es innecesariamente largo.
Entre los meritos de la película está sin duda la impecable producción, con una acertadísima ambientación en el Londres de la época, y una más que adecuada fotografía que nos permitiría introducirnos bien en el ambiente de la historia.
En fin, que dado como está el panorama, tampoco es que la vayamos a suspender, ya que le daremos un seis, pero una vez más las espectativas del espectador se ven defraudadas. La dirección no pasará tampoco de seis, con un siete en la interpretación.
Por cierto, el vil traductor de títulos ha vuelto a hacer de las suyas. ¿Qué necesidad había de cambiarle el título al largometraje para luego poner el título traducido entre paréntesis? ¿Es que no hay nadie con dos dedos de frente y una pizca de sentido común en las distribuidoras de este país? ¿Tan tarados nos creen como para pensar que con el título original la película no interesará?
lunes, enero 22, 2007
El truco final (El prestigio) (2006)
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