Me llega por distinta vías la noticia del fallecimiento de Yvonne de Carlo. Y se me llena el corazón de la nostalgia de los días de la infancia, cuando no había televisiones para elegir, y teníamos la elección mucho más sana de ver la televisión o irnos a jugar. De vez en cuando tocaba ver la televisión, y un programa que no había que perderse era La familia Munster (no Monster como alguno dicen). Y allí estaba ella, ama de casa de atractivo gótico y vampírico, verdadera adelantada a siniestras tribus urbanas más actuales, derrochando clase y humor. Era Lily Munster, verdadero pilar de la "terrorífica" y divertida familia. Los auténticos. A mí, los Adams siempre me han parecido unos advenedizos, a pesar de que como viñeta vienen ya de los años 30 del siglo pasado, y por lo tanto ser casi 30 años anteriores conceptualmente.
Pero no pensemos sólo en Yvonne (que nombre tan rotundo y sugerente) como la "encantadora" Lily. Hay que pensar en ella también como una de las más guapas novias de los vaqueros que por el western se han movido. Por no hablar de ser la esposa de ese hierático Moises que compuso Charlton Heston en la mastodóntica y deMilliana Los Diez Mandamientos. Quizá le faltaron papeles de relumbrón para hacer de ella la estrella que otras fueron, pero para mí siempre será única. Quizá haya algo de fetichista en esta admiración, pero qué se le va a hacer. Uno, que es humano. Y ya lo dice su artístico apellido, siempre será mi Yvonne.
jueves, enero 11, 2007
Hasta la vista, Lily Munster
Publicado por Carlos Carreter a las 16:57
Etiquetas: cine, televisión
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