Como todos los finales de marzo, llega el maldito cambio de hora de primavera, gracias al cual nos roban una hora, nos desequilibran nuestros ritmos de sueño y vigilia (por lo menos a mí), todo en nombre de un supuerto ahorro enegético, que a los ciudadanos de a pie nos cuesta ver por ninguna parte.
Por lo menos, aunque la mañana era ventosa y no demasiado agradable, también llegan las actividades propias de la estación que hacen de las mañanas de los domingos algo más ameno en la ciudad. Como por ejemplo la feria del libro de viejo y de ocasión que he encontrado plantada en la Plaza de Aragón. Estaba tristona, y eso que eran ya las doce. Pero es que a lo mejor para la mayor parte de las personas de bien, eran las once... y las once de un domingo en este país... es mucho madrugar.
domingo, marzo 25, 2007
Cambios de hora y ferias
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1 comentario:
Pues sí que es un fastidio que te roben una hora. Mi cuñada y su novio habían venido a pasar el fin de semana a Madrid y casi pierden el avión de vuelta.
Pero prefiero este horario. En invierno me gustaría que hiciesen lo contrario de lo que hacen: atrasarla para que siguiese anocheciendo a las nueve o diez de la noche. ¿Qué más da ir al trabajo de noche, si de todas formas vamos a ir de morros?
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