Érase una vez un pais donde llegó una princesa, muy guapa, muy guapa, que habló a todos los ciudadanos prometiéndoles una era de bien y prosperidad.
Así que todo aquel país se llenó de gozo, se visitió de colores, y se lanzó a celebrarlo por todo lo alto en una gran fiesta por las calles de la bella capital donde ahora vivía la princesa.
Pero, de repente, unos horribles dragones llegaron amenazantes con sus fuegos, celosos de la felicidad de aquel país con su princesa, y se alzaron terroríficos sobre todos los ciudadanos, y se produjo una terrible batalla en la que nadie sabía bien quien prevalecería, y en la que hasta la bella princesa peleó valerosamente junto a los ciudadanos.
Y he aquí que el resultado estaba en duda, cuando llegó un valeroso caballero llamado Jorge que inclinó la balanza del lado de la princesa y los ciudadanos, con lo que nuevamente ondearon las banderas de colores y todo el mundo quedó muy contento.
Y la princesa y Jorge se enamoraron en cuanto se vieron y se dieron un morreo (lamentablemente no recogido por el aguerrido reportero gráfico), por lo que definitivamente este cuento no tiene que ver con el de la leyenda de San Jorge que era un santo varón que protegía a las castas doncellas porque parece que en nuestro cuento SÍ que iba a haber tomate que al fin y al cabo es lo divertido.
Y con unos curiosos pajaricos revoloteando sobre nuestra heroína y nuestro héroe, y mostrando al mundo el emblema de Jorge, colorín colorado este cuento se ha acabado.
martes, abril 24, 2007
Cuentos de princesas, dragones y caballeros
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