Siempre me ha gustado introducir de vez en cuando, y sin abusar, alguno de esos ejemplos que nos muestran que "espein is diferen", y que el papanatismo nacional a la hora de mostrarnos "modernos" al mundo sólo es es superado en magnitud por dimesiones tales como el tamaño del Sistema Solar o cosas de ese estilo.
Y he aquí que paseando por la bonita población de Brihuega, en la provincia de Guadalajara, nos encontramos cómo un producto tan castizo y nacional como los churros se ven descastados y desnaturalizados por un tal Jhony,... Ah, si el bueno de Johnnie levantase la cabeza... Claro que, como podemos comprobar, en esta churrería de pro siguen vendiendo "perritos calientes". ¡Pues no era pecado matar perritos! Y si no, ¿a qué viene la persecución mediática ejercida sobre la simpatiquísima Cruella de Vil? Incomprensible. Con lo a gusto que me hubiera comido en ese momento una salchicha de Fráncfort.
jueves, mayo 03, 2007
Oh, Jhony...
Publicado por Carlos Carreter a las 17:16
Etiquetas: españa cañí
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