Si bien la Toscana y sus ciudades se suelen representar como un paraíso de la luz y del color, también sucede que de vez en cuando el tiempo se entristece, la lluvia hace acto de presencia, y una cierta melancolía impregna las calles menos transitadas por los turistas.
O al menos así me lo pareció a mi... Como en una lluviosa tarde florentina... Y ese es un momento tan bueno como cualquier otro para reinterpretar la realidad, simplificarla, reducirla a un abanico de matices de gris, que acompañan ese estado de ánimo.
viernes, septiembre 16, 2005
Florencia, también en blanco y negro
Publicado por Carlos Carreter a las 17:01
Etiquetas: Italia, Toscana 2005, viajes
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