La fotografía nocturna no es sencilla. Especialmente, porque llevar sensibilidades altas no es fácil ni barato. Y porque con frecuencia las mejores fotografías exigen sensibilidades bajas, para mejorar la nitidez. Y esto implica un trípode.
En Florencia llevé un pequeño trípode de bolsillo, apto para sujetar las cámaras compactas digitales. Gracias a ello pude tomar algunas imágenes nocturnas de cierto interés.
Como alguna del Ponte Vecchio. Como se ve, para obtener buenas fotografías nocturnas es mejor evitar la noche cerrada, con cielos absolutamente negros. Un crepúsculo limpio nos ofrece cielos azulados que contrastan bien con la iluminación artificial de la ciudad.
Pero incluso en noche cerrada es posible realizar fotografías interesantes, integrando los efectos de los trazados de las luces de los coches en exposiciones largas. Como en esta vista desde el Ponte della Santa Trinitá.
sábado, septiembre 24, 2005
¿Recoger la cámara de noche?... ¡Nunca!
Publicado por Carlos Carreter a las 17:42
Etiquetas: Italia, Toscana 2005, viajes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario