Pues eso. Que es sábado y la gente se casa cuando hace buen tiempo. Como en todos lados. Y aquí, en Florencia, el problema no es encontrar un sitio mono donde hacerse las fotos, sino elegir entre los numerosos emplazamientos famosos o pintorescos que hay.
Claro que, con tanto turista, expectación no va a faltar. Multitudes van a jalear a los novios, mientras el fotógrafo y el mozo del vídeo hacen su trabajo.
Por otra parte, los fondos de "ensueño" están garantizados, aunque no tengan la delicadeza de retirar los andamios los sábados para hacer las fotos.
Otra cosa está clara. Si eres italiano, las fotos no pueden ser cualquier cosa, tienes que echarle un poco de pasión y teatro al asunto.
Aunque yo soy de los que prefiero eliminar al novio de la foto. Al fin y al cabo, la novia suele ser mucho más guapa. Y al cabo de unos años, tal vez ella prefiera no tener que ver a ese desagradable ser con quien ha convivido unos años. Especialmente, tenerlo junto a ella ese día que se puso tan mona.
Finalmente, parece que es el novio quien se empieza a arrepentir. Porque si no ¿me quiere alguien explicar por qué diablos se lleva las manos a la cabeza? Total. Si esto no ha hecho más que empezar.
martes, septiembre 20, 2005
Qué romántico... cuántas bodas... Firenze, l'amore...
Publicado por Carlos Carreter a las 18:50
Etiquetas: Italia, Toscana 2005, viajes
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