Pues eso, que después de que ayer viésemos las principales atracciones turísticas
de la ciudad, hoy tocaba dedicarse al detalle. Y eso implica ver algún museito y esas cosas. Lo más curioso es que hemos visto un par de museitos del equivalente al Ministerio de Cultura italiano, uno en el Castello Sforcesco, de esculturas, y otro en el Palazzo de Brera, una pinacoteca, y nos han resultado baratitos (3 y 5 euros) y simpáticos, con posibilidad de fotografíar siempre y cuando desconectáramos los siempre ofensivos flashes en este tipo de sitios. Escultura clásica, bajos relieves, una pietá de Miguel Ángel inacabada, algún Greco, algún Rubens, un Caravaggio, etc., todo ello cómodamente y con simpatía.
Hemos visitado también la Capella Portinari, en San Eustorgio, dependiente de la Iglesia (la católica apostólica y romana), y está muy bien, pero tiene mucho menos contenido. Nos han cobrado 6 euros (pase), pero nos han dicho que si queríamos fotografíar teníamos que pagar 4 euros más. En total, 10 euros por mucho menos que los anteriores. Nos hemos vengado robando alguna foto cuando no miraba el "perro guardián" que nos han puesto.
Incluso en el extranjero, mantenemos lo de siempre, ¡Abajo la Iglesia! ¡Viva la República! (aunque sea la italiana).
Un lugar que nos ha encantado ha sido San Maurizio, anodino por fuera, pero con las paredes llenas de frescos maravillosos, que nos han gustado mucho. Estos también han sido muy simpáticos y amables, aunque fueran Iglesia. A cada cual lo suyo. Lo que si nos hemos encontrado, ha sido el desmentido de que los unicornios desaparecieran porque Noé se los olvidó con las prisas, y no los introdujo en el arca. Y si no, observese la instantánea a continuación.
Nos hemos acercado a otro templo de otro tipo de arte. La famosa Scala de Milán, uno de los principales teatros líricos del mundo. También es un lugar anodino por fuera, salvo por los ocasionales tranvías, pero el interior, el teatro, nos ha parecido absolutamente impresionante. Muy bien.
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