martes, enero 29, 2008

En busca del negativo perdido y los amores de Ingrid Bergman

Varios de los blogs sobre fotografía que sigo habitualmente, como T.O.P. y Foto36, se hacían eco de una noticia aparecida en The NY Times recientemente sobre el descubrimiento en Méjico de varios miles de negativos de Robert Capa tomados durante su seguimiento de la Guerra Civil española. No sólo hay negativos de Capa. También encontramos negativos de Chim y de Gerda Taro. Parece ser que los negativos fueron dejados en París cuando el fotógrafo abandonó Europa ante el avance alemán en 1940. Creyó hasta su muerte que se habían perdido. Pero parece ser que tras numerosas peripecias, consiguieron salvarse, y muchos años más tarde, reaparecer en buen estado, tal y como parece que han confirmado los técnicos de Eastman Kodak.

Por un lado, este descubrimiento es una excelente noticia para la conservación del patrimonio histórico de la fotografía y también, dándole la vuelta a la cosa, para la conservación del patrimonio fotográfico de la historia. Pero por otro, nos puede hacer reflexionar sobre otra cosa. Los viejos negativos fotográficos han mostrado en numerosas ocasiones su capacidad para resistir todo tipo de peripecias y durar en el tiempo. Pero… ¿los archivos digitales resistirán igualmente? ¿Estamos condenados a perder la mayor parte del patrimonio fotográfico que actualmente se está generando por la volatidad de los datos electrónicos? Interesante cuestión.

Un poco de cotilleo. Mientras releo algunas de las cuestiones relacionadas con Capa, veo que fue amante de Ingrid Bergman, quien quiso llevarle al altar, cosa que no consiguió porque el permaneció fiel a su compañera Gerda Taro, que murió en Brunete durante la contienda civil española. Por un lado, qué envidia, y por otro, qué romántico. También leo que esta pareja, la Bergman y Capa, sirvieron de inspiración a Hitchcock para la pareja protagonista de Rear Window, interpretada por Grace Kelly y James Stewart. Cómo me gusta; todo se interrelaciona. Todo tiene que ver. Todo es un todo.

En la foto de hoy, una vista de las playas del desembarco de Normandía, donde también estuvo Robert Capa.

En las playas del desembarco
(Pentax P30N; Sigma 28-70/3,5-4,5)

lunes, enero 28, 2008

En el Valle de Elah (2008)

En el Valle de Elah (In The Valley of Elah, 2008), 27 de enero de 2008

Cuando uno se entera de que estrenan una película protagonizada por Tommy Lee Jones, Charlize Theron y Susan Sarandon, le entran muchas ganas de ir al cine. Si además te enteras que el director es Paul Haggis, quien ya nos ofreció una cinematográficamente interesante aunque ideológicamente confusa Crash,… pues aún parece que te interesa más todavía. Si las críticas que lees son muy positivas,… entonces empieza a dar miedo la cosa. Se crean unas expectativas muy elevadas, y el riesgo de desilusión aumenta exponencialmente. Son las cosas del cine. Pero es necesario ir. Y si hay que ir, se va.

La historia es la de la investigación de la muerte violenta de un soldado recién llegado de Iraq en los alrededores de la base donde se encuentra acuartelado. La investigación se lleva a cabo en diversos momentos por la policía militar, para pasar luego a la jurisdicción civil por una iniciativa de una inspectora de policía con problemas de integración laboral (Charlize Theron), y en todo momento por el padre del soldado (Tommy Lee Jones), un militar retirado, que quiere recuperar la memoria del hijo, de quien se sospecha pudiese estar relacionado con el consumo y el tráfico de drogas. La acción transcurre pausadamente mientras nos enteramos de cosas,… que no necesariamente tienen que ver con el investigación. Esta pasa a ser un marco adecuado para que realizar un reflexión sobre las consecuencias éticas y morales de la Guerra de Iraq en particular, y de cualquier guerra en general. La película va poniendo en cuestión la pérdida de valores de una sociedad desorientada y con problemas. El plano final de la película con una bandera norteamericana ondeando al viento de una determinada forma es una auténtica declaración de lo que concluye el filme. Por cierto, debe ser la única ocasión de que un final con bandera al viento me ha gustado. Y mucho.

La película está basada en hechos reales, aunque los nombres y las circunstancias están alterados. En esta ocasión, no hay confusión ideológica. Está claro que Haggis promueve una intensa crítica de lo que pasa en torno a ese disparate que es la invasión de Iraq por parte de los EE.UU. y sus aliados, así como en lo que se está convirtiendo el ejército norteamericano.

Un elemento importante en la credibilidad del filme es la impecable actuación de los intérpretes. Jones se mueve con la soltura y competencia que le caracteriza. Aparece mayor, triste, casi derrotado. Ha perdido a dos hijos en el ejército. Sólo le quedan las profundas y conservadoras convicciones del viejo sargento de la policía militar. Convicciones que pasarán una dura prueba conforme vaya tomando conciencia de lo que en estos momentos es la institución en la que sirvió. De fondo tiene a su esposa (Susan Sarandon) como amarga voz de la conciencia. También es muy convincente el papel de Theron como inspectora de policía. La sudafricana abandona el glamour de muchos de sus papeles, se recoge el pelo, evita el maquillaje, y a cara descubierta intenta reencontrar su punto de honestidad, su razón de ser, demostrar a los demás que es algo más que un capricho, abandonado, de su jefe.

En resumen, una película de gran calidad, altamente recomendable salvo por los que entiendan que el cine es algo para pasar el rato comiendo palomitas. Yo le pongo un ocho, con idéntica nota en la interpretación y un siete en la dirección.

Con una muerte por el medio, no parecerá mal que ilustre esta entrada con una de mis recientes fotografías en el cementerio de Zaragoza.

Cruces y cipreses

(Pentax K10D; SMC-A 100/4 Macro)

domingo, enero 27, 2008

Una tarde en el cementerio

Cuando salgo de viaje por el mundo, en mis vacaciones, no faltan las ocasiones en las que nos asomamos a los cementerios por cuyas cercanías pasamos. En buena parte de las ciudades del norte de Europa, los cementerios son lugares verdes, arbolados, situados en parques o en los alrededores de las iglesias. Y no faltan las ocasiones fotográficas en dichos entornos.



Ilfracombe, Devon (Inglaterra)
Fujifilm Finepix F10



Ruovesi (Finlandia)
Panasonic Lumix LX2



Archipiélago de Turku (Finlandia)
Panasonic Lumix LX2

En España, los cementerios son distintos. Más apiñados, menos verdes, menos parques. Además, en los últimos tiempos en las grandes y no tan grandes ciudades se han puesto de moda los nichos, en los cuales se apilan de forma funcional pero altamente anti-estética los ataudes de los fallecidos.

No obstante, ayer por la tarde decidí dar una oportunidad al cementerio de Zaragoza. Aprovechando que la niebla levantó al mediodía, tome la cámara por la tarde, para aprovechar la última hora de sol antes del ocaso. Me centré en la área donde se enterraba en tierra, en el entorno de las grandes tumbas familiares. Pero también me introduje entre las tumbas más pequeñas y modestas.

Familia de Perez Abenia

¿Será Dios? Cristo está a su derecha,...

Sin embargo, lo que más me impresiona siempre es ver la cantidad de tumbas en tierra dedicadas a los niños. Edades del estilo de 9 años, 30 meses, 27 días o algunas horas son relativamente frecuentes. Y a pesar de que las fechas de fallecimiento datan de algunas décadas, son las que con más frecuencia encuentras ornadas con flores relativamente recientes. Eran otros tiempos, en las décadas de los 50 y los 60, donde además de babyboom, también había una considerable mortalidad infantil, de la que hoy en día afortunadamente nos hemos liberado.

En resumen, una interesante experiencia. Fotográfica y sociológica.

Subio a la gloria

Todas las fotos actuales:
Pentax K10D con
SMC-DA 21/3,2 y SMC-A 50/2

sábado, enero 26, 2008

Noticias del sábado: Catástrofes financieras globales y elecciones en el vecidanrio

Esta semana he estado virtualmente fuera del mundo. Aparte de mi habitual horario laboral que me ocupa todas las mañanas, he tenido que impartir clases en un curso y eso me ha obligado a dedicar buena parte de las tardes a esta noble tarea de colaborar a la formación de otros compañeros. Noble tarea que me deja hecho polvo y con pocas ganas de hacer nada cuando llego a casa salvo unos cuantos "largos de sofá", ver un ratico la tele e irme a dormir una hora antes de lo habitual. Así que no he aparecido por aquí para contar nada.

Eso sí, he escuchado más la radio para intentar mantener contacto con la realidad. Con alguna realidad. Quizá lo más llamativo ha sido los vaivenes de las bolsas, con pérdidas tremendas algunos días, que se han podido recuperar otros. Escucho hace unos días a unos contertulios radiofónicos que buena parte de estos terremotos financieros y económicos se debe a la política financiera en EE.UU. Ya se había dicho. Cuando la economía yanqui se acatarra, la economía mundial pilla una pulmonía. Es lo que hay.

Poco a poco, van apareciendo noticias indicando que las vacas gordas se han ido de vacaciones en este país. También son ganas de fastidiar. Al gobierno digo. Justo ahora que llegan las elecciones. Son las ironías del sistema capitalista actual. Un gobierno puede pagar el pato de las políticas que se hacen allende los mares o allende los Pirineos. La mayor parte de las decisiones que determinan como va a ir la economía se toman en Washington o en Bruselas. Y ahora viene la gran ironía. Como consecuencia de las malhadadas decisiones de un gobierno inepto como el de George W. Bush, nos podemos encontrar que el beneficiado electoralmente sea un partido que admira a este señor y que pretenderá imitar sus acciones de gobierno.

¿No han pensado ustedes nunca en bajarse de este estúpido tranvía que es la "sociedad occidental"? Yo sí. Es que nunca he sabido dónde me lleva. A lo mejor es eso. Que no lleva a ninguna parte.

En la foto de hoy, el poder económico que impregna cada rincón de nuestras ciudades. Incluso en un rincón tan recogido como la Plaza de Santa Ana en Zaragoza, un domingo de enero por la mañana.

Vienen

Canon EOS 10D
EF 70-210/3,5-4,5 USM

lunes, enero 21, 2008

Los crímenes de Oxford (2008)

Los crímenes de Oxford (2008), 20 de enero de 2008.

Dudas me han entrado a la hora de encabezar esta entrada sobre sí debía consignar el título original de la película como The Oxford Murders. Al fin y al cabo, el filme está rodado en inglés, en Inglaterra y con un ambiente muy británico. Pero asumiremos que la película es española, y que su título original es en castellano.

Pues esto va de que a Alex de la Iglesia le da una ventolera y se pone a hacer una película que no tiene nada que ver con el cine al que habitualmente nos tiene acostumbrados. Este director tiene algunos títulos que me parecen estupendos y otros que no. En realidad, si miro su filmografía, en lo que se refiere a largometrajes, sólo hay dos que me parece que tienen algo para que se le dé la importancia que se le da en la filmografía española actual. Y son El Día de la Bestia y La Comunidad. Ambas me parecen geniales. Pero las demás... ¡uffff! Una de dos. O está sobrevalorado, o tiene poco atino a la hora de mostrar su genialidad.

El filme que aquí nos ocupa pretende ser su punta de lanza para el cine anglosajón. Bueno... ¿Y Perdita Durango, qué? ¿Nos hemos olvidado que aquella también se rodó en inglés? También se habla de un homenaje a Hitchcock. Mmmmmmmmm... Es cierto que es una película de misterio. De asesinatos por resolver. Es cierto que algunos planos y algunas secuencias tienen mucho de lo que hacía el viejo maestro. Pero ¿es esto un homenaje o mera imitación coyuntural y aprovechada? El viejo maestro nos mantenía en vilo simplemente con el acoso a un personaje, con la incertidumbre de los destinos de los protagonistas. El presunto motivo de esa incertidumbre, el McGuffin, era absolutamente secundario. Un polvo negro en Notorious, una persecución no sé sabe muy bien porqué en North by Northwest,... Eso no importaba nada. Aquí nos dan una brasa aterradora con la lógica, las matemáticas, la maldita sucesión de Fibonacci. Lo de la sucesión de Fibonacci parece que se lo han aprendido en jueves. Sale hasta en la sopa. Incluso aquí se equivocan un mogollón cuando el protagonista dice que cree en el número pi, cuando el número asociado a la sucesión de Fibonacci es el número phi. Vamos mal en matemáticas y en letras. Largas parrafadas de frases sin sentido para la mayor parte de los espectadores y que son superfluas a la hora de crear ambiente. El resultado es una melange inconsistente entre las historias tipo códigodavincianas y las novelas de Agatha Christie. Juro que a mí me parece que esta historia tiene más de los whodunit de la prolífica escritoria británica que al suspense del maestro del cine de la misma nacionalidad.

Técnicamente,... pues sí, el director tiene recursos. Pero no sé si los sabe aprovechar. Imagino que habrá quien admirará el largo traveling que nos lleva de los desengaños del joven posgraduado hasta el lugar del primer crimen. Pero aparte de presentarnos a algunos de los personajes, que ya habían sido presentados, no acabo de verle la gracia. Nada que ver, por ejemplo, con el largo traveling que se puede disfrutar en Atonement para mostrar el ambiente de la playa de Dunkerke durante la II Guerra Mundial. Por poner un ejemplo de hace una semana escasa.

En cuanto a la interpretación. El joven posgraduado interpretado por Elijah Wood convence más bien poco. La enfermera que se lo liga, las española Leonor Watling, da lugar a una relación más o menos apasionado que nadie sabe por qué surge ni adonde va, ni si importa gran cosa. Por otra parte, esta chica es guapa, y además con poco recato a la hora de despelotarse, y me cae bien. Pero no acabo de verle mucho como gran actriz. Siempre me ha parecido que flirtea con la mediocridad. El viejo filósofo y matemático, John Hurt, hace lo que puede, que es mucho, pero poco más allá. Desde mi punto de vista, habría que cesar al responsable del casting. Hay otros actores que no lo hacen mal. Pero salen poco, y poco pueden hacer.

En resumen. Una película muy floja. Más de lo que la prensa especializada reconoce. Supongo que el nombre del director influye. Yo no le pongo más de un cinco en la valoración subjetiva, con una seis en la interpretación y otro en la dirección. Si podéis elegir, elegir otra película.

En la fotografía de hoy,... qué va a ser. Oxford. La foto es de 1989. No me acuerdo ni de cerca qué es. Si alguien lo sabe, que lo diga.

Pentax P30n
Focal: 28mm
Negativo color 100 ISO

sábado, enero 19, 2008

Noticias del sábado: Sabíamos que iban a llegar, pero aun así nos abruman (las elecciones, digo)

Una vez terminada la campaña prepreelectoral, estamos ya inmersos de lleno en campaña preelectoral, que dará lugar dentro de un tiempo a las dos semanas de campaña electoral. Todos sabíamos que esto iba a suceder, pero no por ello nos sentimos menos abrumados, ante la tabarra con la que nos castigan los partidos políticos. Suelen hablar de todo menos de lo que interesa al ciudadano, que tiene que tomar sus decisiones en este campo basadas en sus convicciones de base o por intuición. Por que lo que es por la información racional y verificable que lo que los candidatos ofrecen sobre lo que van a hacer.

Indudablemente, esta semana los titulares se los ha llevado la derecha. El candidato gallego la ha montado en dos fases. Primero anunciando el fichaje de un empresario muy conocido. Especialmente, por haber usado una empresa para hacer política. Y muy hábil para hacer felices a los accionistas. Quizá por eso lo han escogido. Para hacer felices a algunos accionistas. Es aragonés. Pero no ha querido presentarse en ninguna circunscripción aragonesa. Ni quiere venir a hacer campaña a Aragón. Dice que por respeto a sus amigos aragoneses de otros partidos políticos. Creo que hay dos razones más reales. Una, que en este país todavía hay mucha gente para la que sólo existe Madrid. La periferia no importa. Sólo la que amenaza con irse. Es un desprecio sistemático de los partidos políticos hacia lo que significa representar las aspiraciones de todos. Dos, que el partido al que va a representar va llevar políticas impopulares dentro de los límites del viejo reino. Y el señorito no quiere desgastarse con temas banales. Al tiempo.

La segunda fase del protagonismo del candidato gallego ha sido menos agradable para él y sus copartidarios. Han negado las posibilidades de un cierto alcalde para presentarse a estas elecciones. Volvemos a lo que decía antes. Como es el alcalde de Madrid y se quería presentar por Madrid, el follón está montado. Entonces se justifican muchas cosas. Por ejemplo, que no conviene que se compartan dos responsabilidades políticas en una persona. Pero claro, luego se encuentra que hay otras seis alcaldes en comunidades periféricas que sí se presentan. Da igual lo que se haga fuera de Madrid. Y se sorprenden de que florezcan los nacionalismos.

En la fotografía de hoy, un detalle tomado en el Casco Viejo de Zaragoza en una agradable mañana de domingo en enero.

Tradición
Canon EOS 10D
EF 70-210/3,5-4,5 USM
Focal: 145mm
ISO 400
Exposición: f/5,6 - 1/400s

jueves, enero 17, 2008

La insoportable levedad de las producciones históricas - The Tudors

Me recomendaron no hace mucho una producción televisiva, una serie de ficción de carácter histórico ambientada en la corte de Henry VIII. El famoso rey de las seis esposas. La serie se denomina The Tudors. Los Tudor, dicho al hispánico modo. En realidad, en esta primera temporada de la serie se le da vuelta a la historia tantas veces contada de la separación del monarca inglés de su primera esposa, Catalina de Aragón, para casarse con Anne Boleyn, una de las damas de compañía de la reina. La sospecha me entra de que si les va bien, pueden hacer una temporada de en torno a diez capítulos para cada una de las consortes. Supongo que la segunda temporada puede ir de su matrimonio con la "Bolena", hasta que esta pierde la cabeza... ¿por amor?

La producción de la serie, por lo menos en su primera temporada, es suntuosa. Decorados privilegiados, vestuario de lujo, abundancia de reparto y de extras, realización impecable. Los guiones varía. Hay algunos capítulos muy buenos y otros menos buenos; pero en general está muy bien. Se han buscado buenos actores, aunque algunos son poco conocidos. Pero otros tienen nombre, y he quedado particularmente impresionado del papel que hace Sam Neill interpretando al Cardenal Wolsey, Lord Canciller en ese período de tiempo. El personaje de Anne Boleyn esta interpretado por una casi desconocida Natalie Dormer, que une una gran belleza a una expresividad notable. Dice mucho con muy pocas palabras. Pero todos están muy bien, incluido el propio Jonathan Rhys Meyers interpretando al monarca, a Maria Doyle Kennedy como la reina de origen español, o a Jeremy Northam como Sir Thomas More.

La producción irlandeso-canadiense tira de escenas sexuales relativamente explícitas, especialmente en los primeros capítulos, supongo que como tirón para enganchar a la parroquia al televisor. Pero conforme los capítulos pasan, son otras las pasiones que importan en la historia. La ambición política, la avaricia, los celos, son los motores que mueven a los distintos personajes.

Y todo ello, está muy bien. Realmente bien. Pero...

Efectivamente, hay un pero. Es obvio que estas producciones tienen que partir de una "novelizacion" de los acontecimientos. Conocemos los hechos históricos públicos. Han llegado hasta nosotros alguna correspondencia de los personajes históricos narrando hechos más íntimos. Pero lo que realmente sucedió en las alcobas, en los comedores, en los salones, o en las recámaras ha de ser necesariamente inventado. Entiendo que esta ficción debe ser creible. Debe ser concordante con los hechos históricos. Debemos creer que las cosas pudieron suceder así. Ningún problema. Si sólo se narrase lo que realmente se conoce, sería un rollo y duraría un ratico. Pero lo que es inadmisible es que reinventen la historia. Que hechos conocidos sean falseados. Ninguna hemana del rey desposó ni mató a ningún rey portugués, que aparece como decrépito, lascivo y risible. Recordemos que la Casa de Avis portuguesa impulsó la exploración del mundo y configuró un imperio. Nada risible y sí mucho de admirable dadas las dimensiones del país. Nada indica que el Cardenal Wolsey terminase como termina en la serie. No hubo epidemias de esa categoría en esa época en Inglaterra; sí las hubo antes y después, pero no entonces, y parece que su única justificación es alargar un episodio más la serie. Las fechas y los acontecimientos no siempre concuerdan en la serie con lo que sucedió en la realidad. Y una serie de pequeños detalles que sería prolijo y probablemente aburrido buscar y detallar.

Siempre me preguntaré ¿por qué hacen esto? ¿Realmente creen que inventar o modificar cosas es necesario para que la historia sea interesante? Una pena. Porque por lo demás, la serie es altamente recomendable. A ser posible en versión original. No doblada.

¿Que otra foto de las que tengo podría poner en esta ocasión, distinta de la armadura de Henry VIII que se conserva en la White Tower de la Torre de Londres?

Canon EOS D60
Sigma 28/1,8
ISO 400
Exposición: f/1,8 - 1/50s