martes, octubre 31, 2006

Hijos de los hombres (2006)

Children of Men (2006), 30 de octubre de 2006.

De las dos películas previas que han dado cierta fama internacional a Alfonso Cuarón, director del filme, sólo había visto la dedicada al aprendiz de mago, pareciéndome la única relativamente tragable de las dedicadas a este personaje. Si ha eso unes las buenas críticas que recibió por otros largometrajes, la presencia de actores como Clive Owen, Julianne Moore, Michael Caine y otros, y el planteamiento de política-ficción inicial, ir a ver esta película era obligado.

Es curioso cómo muchas de las historias de política ficción sobre sociedades futuras totalitarias han situado el escenario de su acción en Londres o en Inglaterra en general. 1984, Un Mundo Feliz, V de Vendetta, por poner algunos ejemplos literario-cinematográficos. Incluso la versión cinematográfica de Farenheit 451 tiene algo de ambiente británico. Pues la novela que da origen a este filme, escrita por P.D. James, también sitúa la correspondiente distopia en un Londres oscuro, sucio y feo y en una campiña británica desollada, fría e inhóspita.

Estamos en una Inglaterra dominada por una dictadura de corte claramente fascista, que persigue con dureza a los inmigrantes ilegales más por su nacionalidad que por su raza, es más xenófoba que racista, en un mundo donde aparece como una isla de civilización ante los desastres que han acabado con la mayor parte de las sociedades y los países conocidos. El detonante de este apocalipsis es el hecho que desde hace 20 años no ha nacido ningún niño en el planeta, por lo que la desesperanza ha llevado a la progresiva desaparición de los valores y las sociedades.

La película toca de refilón muchos temas. La integración social, las migraciones, la xenofobia, la violencia, el militarismo, el terrorismo,... pero sin profundizar en ninguno de ellos. Son más bien el trasfondo que engloba los hechos en los que se ven involucrados los protagonistas, en una película que tiene el tradicional esquema de las películas de huída, con sus traiciones, sus dramas, la creación de nuevos amigos inesperados y otros componentes de estos filmes. Todo ello filmado con ritmo y con una ambientación insuperable.

Los actores están realmente bien. Julianne Moore sale muy poquito, pero hace un papel clave para el desarrollo de la historia. Del resto, aparte del buen hacer del protagonista, Clive Owen, hay que destacar a ese secundario de lujo, casi irreconocible, con su papel de hippie en la tercera edad, entrañable, que es Michael Caine. Todos los demás también muy en su sitio.

En fin, una película que no aburrirá, aunque puede agobiar a los espíritus más sensibles, porque indudablemente es una película dura, con final semifeliz. Yo la recomiendo y le pongo un siete, que hubiera subido a un ocho de habernos obsequiado con un poco más de profundidad en alguno de los temas que trata, y que es la nota que doy a la dirección y la interpretación.

Tiendas de anticuario y viejo en la Ribera de Curtidores, Madrid

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