martes, febrero 06, 2007

El libro negro (2006)

El libro negro (Zwartboek, 2006), 5 de febrero de 2006

Paul Verhoeven, director holandés a pesar de que poca gente conoce sus trabajos en su país natal, es un director que se prodiga poco. Afortunadamente dirían muchos, dado el carácter de alguno de sus bodrios. Y no sólo uno. Claro que también recordaremos alguna divertidísima parodia de las películas de ciencia ficción, o el calentón que nos dio con cierto cruce de piernas. Y desde principios de los años 80, básicamente ha desarrollado su carrera en los EE.UU.

Bueno. Pues hete aquí que se nos vuelve a sus Países Bajos natales y se pone a rodar una superproducción de 145' de duración (¿alguna vez he dicho que la mayor parte de las historias se pueden contar, cinematográficamente en 100'?). Eso sí, con un ambiente y unos actores totalmente europeos.

La historia no es especialmente nueva. Parte del estereotipo, muy popular en los países anglosajones de la "damsel in distress"; vamos, una dama en apuros. En este caso, ambientada en los movimientos de resistencia europeos a la invasión nazi. Hay diversos antecedentes de filmes basados en heroínas que se meten en apuros tremendos, sufriendo la violencia, el acoso (muchas veces sexual), e incluso torturas diversas, en sus peripecias contra las malvadas SS. Vamos, los elementos típicos de las historias de damsels in distress.

Lo que cambia en el planteamiento de Verhoeven es que rompe notablemente con ciertos maniqueísmos, según los cuales los malos son extremadamente malos y los buenos, buenísimos. De trasfondo reside una crítica del director a su propio pueblo, poniendo en solfa las actitudes tanto individuales como colectivas, en temas como las diferencias políticas entre los resistentes, las actitudes de intolerancia religiosa, o la existencia de abundantes colaboracionistas... como en todos los países y en todas las guerras.

Determinados aspectos del desenlace de la historia son previsibles, cosa que como ya he dicho en alguna ocasión, no me gusta. Especialmente cuando la historia tiene intriga. Se intuye quienes vamos a ser los malos ocultos. A pesar de su excesiva duración, la historia es entretenida, y te engancha razonablemente.

La interpretación está total y absolutamente centrada en el personaje que interpreta con razonable solvencia la guapa Carice van Houten. Pero está muy bien acompañada especialmente por los alemanes Sebastian Koch y Waldemar Kobus, y los holandeses Thom Hoffman y Dolf de Vries, entre otros.

En general, la película se merece un siete, ya que me parece una de aventuras razonablemente entretenida, que no me ha producido tanto entusiasmo como a algunos críticos, con la misma nota en la interpretación y la dirección.

Maldición, no tengo a mano ninguna de las fotos de La Haya que tomé en 1993, para ilustrar un historia que transcurre en la capital holandesa; así que nos conformaremos con esta vista de Cap Frehel, Bretaña (Francia), tomada el mismo año

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