Alguno al ver alguna de las imágenes dirá: “Este jodido, que suerte tiene. Otra vez le ha hecho bueno”. Pues cuidado, no hay que engañarse. Hoy ha hecho un auténtico día otoñal, para compensar los primaverales días pasados en Berlín. Y va y lo hace justo el día que decido hacer una excursión a Dresde. Un paraíso para los tranvías.
La que fue ciudad mártir por los bombardeos aliados que la dejaron reducida literalmente a cenizas, fue reconstruida con su antiguo esplendor de capital sajona.
Además de los bonitos edificios barrocos como el de la foto anterior, también llaman la atención los esbeltos vapores que surcan el Elba, y lo gracioso que resulta verlos “arriar” la chimenea para poder pasar los puentes.
Uno de los monumentos más característicos de la ciudad es la Frauen Kirche. En mi vida había visto una iglesia tan llena de gente, y ninguno rezando. Bueno, alguno sí.
También me ha llamado la atención el enorme “puzzle” que constituye el Fürstenzug, un relicario de los príncipes electores sajones a través de los siglos. Así como el comercio cercano donde vendía bragas de lana... sí hechas de punto. Y no parecía una tienda barata, ni mucho menos. Supongo que es para abrigar la cosa en el frío invierno sajón. Ganas me han entrado de entrar y preguntar si son cómodas.
Después de comer, he cogido el tranvía y me he acercado al Parque Grande. Allí he visto una modernísima fábrica de Volks Wagen, así como las instalaciones de un tren en miniatura. No he visto el tren. No sé si funcionaba. De repente se ha puesto a llover con viento racheado y he emigrado con el tranvía a algún sitio más protegido que un parque.
Me he pasado al Neustadt (ciudad nueva), donde después de alternativas de sol y lluvia (cada 10 minutos sucedía una cosa y la contraria), he aprovechado para hacer alguna foto con buena luz, así como para echar un vistazo en alguna tienda de artesanías de la Hauptstrasse (algo así como la Calle Mayor).
Mañana último día y regreso. Un paseo por Berlín, alguna compra y por la tarde de vuelta al charco. Todo lo bueno se acaba.
jueves, octubre 18, 2007
Dresde, bonita bajo el sol, la lluvia y el viento
Publicado por Carlos Carreter a las 21:55
Etiquetas: Alemania, Berlín 2007, viajes
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