En primer lugar, el comentario clásico en este blog debería ser el de la Fórmula 1. Pero sinceramente, no vi la carrera. Me acostaba tarde, y preferí dormir. Los dimes y diretes y las cuestiones extradeportivas de esta temporada están haciendo que pierda las ganas por el mundillo del motor. Yo nunca he sido fiel durante mucho tiempo a un deporte, y estas cosas afectan. Pero bueno. La grava de Shanghai se encargó de poner emoción al campeonato, y como se lleva diciendo todo el año, la cuestión se decide en Interlagos.
Mucho más interesante está siendo desde mi punto de vista la Copa Mundial de Rugby. Este fin de semana se han celebrado los cuartos de naciones, y eran favoritos absolutos para pasar a semifinales los componentes del Tres Naciones. El cuarto en discordia podía ser Argentina, con permiso de la mucho más experimentada en lides internacionales, Escocia.
Pero cuando se está jugando uno mucho, de nada sirven los pronósticos, y el sábado fue un día negro para el hemisferio sur, con la eliminación de las selecciones favoritas Australia y, sobretodo, Nueva Zelanda, a manos de Inglaterra y Francia.
Los de la rosa salieron al campo como si fueran la celebrada infanteria inglesa de antaño. En formación cerrada y perfecta, se hicieron dueños del campo para dominar ante efectivos claramente superiores en velocidad y fuerza. Pero no en ideas. Los de la rosa controlaron el partido, hicieron sus puntos de forma pragmática a base de tiros a palos, y les negaron la pelota y el derecho de jugar a los wallabies, que se vieron impotentes para alcanzar al final a los sufridos infantes ingleses. El resultado, 12-10, corto pero muy emocionante. Los ingleses salvaron el honor, y se dan una nueva oportunidad.
Los azules, por su parte, tenían la difícil misión de frenar a los All Blacks, favoritos absolutos del torneo. El primer tiempo hacía pensar lo peor para el XV del gallo, con un juego timorato, a base de patadón y tentetieso, con pocas ideas y personalidad. Lo mejor que pudieron hacer fue evitar que los neozelandeses se fueran por demasiado. Pero como se demostró en el 99, en los partidos entre galos y kiwis hay que jugar la segunda parte para poder decidir la cuestión. Y aquí, fue otra cosa. Aprovechando un para mi justo sin bin de uno de los blacks, los franceses cogieron carrerilla y le dieron la vuelta al marcador. Se ha hablado de la parcialidad del árbitro, pero la realidad es que los del hemisferio sur dieron la impresión de que se quedaban encogidos ante la posibilidad de repetir la historia, como así fue. Al final, los gabachos consiguieron permanecer vivos en su mundial, en medio del delirio de los vecinos del norte.
Los Springboks salieron con la lección aprendida el domingo, y aunque la selección del cocotero llegó a conseguir un empate en la segunda parte a base de velocidad y ganas, con las ideas muy claras y un plan de acción muy bien ejecutado, los sudafricanos se hicieron con el partido.
Terminó la eliminatoria con el enfrentamiento entre los Pumas y el XV del cardo. Estos últimos estuvieron muy fallones, cometiendo muchos errores. A pesar de ello, a punto estuvieron de marcar en los últimos minutos un ensayo que les habría calificado. Pero no llegó, y los argentinos pasaron porque se lo creyeron más. Quizá no sea el equipo más brillante y más técnico, pero sí uno de los que más ganas le han echado. Si los escoceses le hubieran echado las mismas ganas, otra historia hubiera sido.
Puestas así las cosas, los nuevos favoritos son los sudafricanos, que ya les ganaron a los ingleses y que no debería tener problemas para deshacerse de los argentinos. Por el otro lado, los franceses, jugando ya en tierro patrio después del destierro y penitencia en tierra galesa, son algo más favoritos que los ingleses. Aunque vaya usted a saber. Próxima entrega, el próximo fin de semana.
Azules son las pesadillas de los neozelandeses desde hace un tiempo, como el color de la estatua viviente fotografida en las Ramblas barcelonesas el pasado viernes.
lunes, octubre 08, 2007
Sorpresas deportivas para todos los gustos
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