Me planteo, como todos los sábados, dar un repaso a la prensa tranquilamente. Mientras tanto pongo la radio. Ya veo que va a dar malagana. Los mismos tontos de siempre están montando broncas por las mismas estupideces. Nacionalistas de toda calaña (vascos, catalanes, españoles, todos son iguales) vociferan por cuestiones de trapos de colores que levantamos en mástiles, y en una actitud de machismo fálico, claman que la tienen más grande y más bonita. Gruñidos, silbidos, gritos, abucheos, todo tipo de sonidos desagradables. Por supuesto, nada que ver con los únicos sonidos razonables de las sociedades civilizadas; la voz humana utilizada para el diálogo y la música.
Mientras tanto, parece que la única forma razonable de celebrar una fiesta nacional es sacando a la calle los medios que tiene la sociedad para matar a otras personas. Tanques, reactores, fusiles... y las personas que los utilizan. Nunca he entendido por qué son los ejércitos los que representan al país en la que debería ser su principal fiesta cívica. Uno pensaría que quienes hacen crecer al país son los obreros, los sanitarios, los maestros, los agricultores, los tenderos,... que nunca son reconocidos y que son obligados a presenciar estos lamentables espectáculos.
Y si no te avienes a admirar la forma oficial de celebrar estas fiestas,... pues siempre me acordaré de cierta canción que cantaba George Brassens. Podéis encontrar la letra original en francés aquí, y su versión en español que cantaba Paco Ibáñez, aquí.
En la fotografía de hoy, algunos tarros para guardar las tisanas que deberían tomarse todos esos que se ponen tan nerviosos con las banderas y las patrias.
Canon EOS 10DEF 24-105/4L IS USM
Focal: 105mm
ISO: 400
Exposición: f/5 - 1/400s
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