sábado, octubre 29, 2005

La OCU, su publicidad y sus ofertas

Esta mañana he comprado una revista de informática. Da igual cual de la pléyade de ellas me pueda interesar. Entre la multitud de pingos que venían con la revista, un encarte de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios). La publicidad, la de costumbre. Una suscripición o abono como socios, con derecho a recibir algunas revistas y algunos regalos.

La defensa de los derechos como consumidor no deben ser suficientes para atraer a los ciudadanos de esta excesivamente desvertebrada sociedad. Y hay que ofrecer regalos. Agendas electrónicas, auriculares y, en el caso que nos ocupa, una magnífica cámara de fotos digital.

Esta última, un prodigio de la técnica. 1,3 Megapixeles. Atardeceres de ensueño. Fotos increibles de sus hijos. Tódo eso prometen. Un mínimo análisis de las características del aparato, cuyo fabricante es desconocido, indica que apenas se puede considerar algo más que un juguete fotográfico, con una utilidad limitada en las imágenes que pueda obtener. No digo que no tenga ninguna utilidad, pero sí que ésta será necesariamente limitada, y que difícilmente se podrán obtener imágenes "de ensueño".

Creo que aquí hay algunas cuestiones éticas a comentar. Cada cual es libre de ofrecer los regalos que quiera para incentivar una respuesta de un potencial consumidor de un servicio. Pero está claro que en el comportamiento de una organización como la que nos ocupa, se espera precisamente una publicidad más ajustada. Menos sensacionalista. Se podría argumentar: "Al fin y al cabo es un regalo. ¡Qué más quieres!" Vale. Pero aun así hay que dejar claro qué es lo que se regala. Que nadie se lleve a engaño. El auge de la imagen digital hace que esta sea un reclamo de actualidad para muchas personas. Pero convendrá que alguien, de vez en cuando, diga la verdad sobre la calidad que se puede esperar de cada uno de estos chismes. Y por qué no, para empezar, quienes dicen defender a los consumidores.

La imagen de hoy, una de las estatuas vivientes que pueblan las Ramblas barcelonesas. Quizá se ha quedado de piedra ante la oferta de la OCU.

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