martes, octubre 04, 2005

¿Me gusta San Gimignano? ¿No me gusta?

La pregunta con la que inicio este mensaje es en cierta medida retórica. Nadie duda que San Gimignano es una de las joyas de la Toscana, habiendo conservado casi integramente su casco urbano medieval-renacentista. Su perfil en el horizonte, en el que dominan las esbeltas torres que los potentados de la villa mandaban construir en sus casas para señalar su poderío económico, hace de ella un entorno singular.


No obstante, cuando atraviesa alguna de las bellas puertas que abren su muralla, el viajero puede sentirse agobiado por la multitud de turistas que llegan hasta la ciudad, todos ellos en romería a través de la multitud de tiendas de vinos, embutidos, respostería y artesanías diversas que se disponen a extraer todos los euros posibles de los bolsillos del incauto.


Para sobrevivir a esta marabunta de turismo, organizado o no, propongo dos opciones. Una es sentarse en el interior del Duomo a admirar los frescos que adornan sus paredes, e imaginar que está ante un cómic, antiguo y venerable, pero un tebeo que cuenta una historia, que nos ha llegado hasta nosotros para mayor gloria de sus "dibujantes". Otra es salir extramuros y admirar el maravilloso toscano, con sus hileras de vides, que posteriormente se convertirán en los celebrados "chiantis" y "sangimignanos" y otros caldos igualmente deliciosos y célebres.

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