jueves, marzo 22, 2007

Hannibal, el origen del mal (2007)

Hannibal, el origen del mal (Hannibal Rising, 2007), 20 de marzo de 2007

Acudimos a ver este filme con una mezcla de escepticismo y esperanza. El escepticismo viene de que la mayor parte de las secuelas y "precuelas" (curioso neologismo, que se está poniendo de moda) son productos oportunistas, que intentan ordeñar la vaca más allá de lo que muchas veces es razonable cuando alguna película tiene éxito. La consecuencia es que en contadas ocasiones el producto derivado alcanza la calidad del producto original, si es que alcanza calidad alguna. La esperanza es que los derivados de la exitosa El silencio de los corderos han tenido en general una calidad razonable, aunque no hayan sido necesariamente santo de mi devoción. El hecho de que algunas críticas sobre el filme que nos ocupa fueran razonablemente buenas, nos decide a sacar la entrada correspondiente.

El largometraje rodado por Peter Webber está correctamente realizado desde el punto de vista formal. La historia, que se refleja en una duración algo larga para lo que hay, está razonablemente bien planteada. Por otra parte, no es más que una más de las historias sobre venganzas que ya conocemos en el cine, sin aportar mayores novedades que los elementos gore, esperados dada la tónica general de la saga. Por lo tanto, tampoco son novedades en sentido estricto.

Donde en mi opinión falla la película es en la definición de los personajes. Es difícil de creer que la evolución del joven Lecter sea así por las circunstancias que pasan en su Lituania natal. Un carácter sociopático como el que hemos conocido en las películas anteriores no se hace; con él, se nace. El personaje de Gong Li es un florero puro y duro, en el que difícilmente podemos entender de dónde sale, porqué es como es, y porque narices es necesario que sea japonesa. Ni siquiera las presuntas enseñanzas hacia el joven Lecter tienen mucho que ver en cómo las cosas suceden después. El personaje del policía es bastante pobre, con muy credibilidad. Los malos tienen un perfil de malvados muy planos, sin matices. Da igual los intentos de los actores por hacerlo bien, empezando por el protagonista, Gaspard Ulliel. De donde no hay, no se puede sacar.

En resumen, una película que no aburre, de factura correcta, pero que no dice nada de especial. Simplemente, ordeñar la vaca del canibal para que siga produciendo beneficios. Con un siete en la interpretación por las ganas, lo dejaremos en un seis en la dirección por que no basta con que sea técnicamente correcta, tiene que haber algo más, y un seis en la apreciación global porque por lo menos te entretienes.

No es un castillo en Lituania, pero es un castillo... en Uncastillo, Zaragoza

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