sábado, junio 23, 2007

Cuando oigo a Wagner me entran ganas de invadir Polonia

O algo similar expresaba Woody Allen mientras se desesperaba en la solución de un Misterioso Asesinato en Manhattan. Por cierto, ésta es una estupenda y divertida película que a todos recomiendo. Pero hoy no voy a hablar de cine. Hoy voy a hablar de Polonia.

Este país eslavo de algo menos de 40 millones de habitantes, se las ha ingeniado en los últimos días para el solo (los británicos también han gruñido claro) para poner en jaque cualquier intento de tirar para adelante con la Unión Europea (UE). Gobernado por un par de gemelos ultraconservadores y ultrarreligiosos, este país tiene en estos momentos planteamientos de origen religioso tan integristas como los de algunos partidos turcos. A los turcos no se les da el visto bueno para entrar en la UE porque han de mostrar su pedigree democrático. A los polacos, católicos de toda la vida, nunca se les puso en duda ni se les exigió nada.

Generalmente, muchas de las noticias que nos llegan desde allí tienen carácter anecdótico. Que si persiguen a un teletubbie por homosexual, que si mandan a la policía a reprimir el top-less de las playas, etc, etc. Pero la realidad es que los integrismos religiosos suelen venir acompañados de nacionalismos exacerbados. Y así mal se puede construir Europa. Durante la redacción de la fallida Constitución Europea, hubo quien pidió que en su preámbulo se constatase la herencia cristiana del subcontinente. Algunos pensamos que si Europa quiere seguir adelante, debería renegar de dicha herencia.


Un poco medievales las ideas de los polacos, últimamente, seguro que había más paz y tolerancia en el Mercado Medieval que se instaló hace unas semanas en los alrededores de la Seo de Zaragoza

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