Ayer estuve por Madrid. Un visita de carácter social. Resulta cómodo ir a Madrid desde Zaragoza. Con el AVE. Y caro. Pero un domingo cualquiera, uno sale a las 9:30 de la mañana, llega a las 11:00 se da un vuelta, come, charra, otra vuelta, y sin problemas a una hora decente está de vuelta en Zaragoza. Sencillo.
Pero últimamente, el tema del ferrocarril está un poco complicado. Desde luego, ir a Barcelona en tren se ha constituido en un deporte de riesgo. Pero claro... no es lo único.
Ayer, cuando cogimos el tren de ida, nos acomodamos tranquilamente en nuestros asientos, y en ese momento llegan otros dos viajeros que nos dicen que nos hemos sentado en sus plazas reservadas. Extrañeza mutua; comprobaciones documentales. Cierto es. Renfe ha vendido las dos plazas por duplicado. Como el coche va casi vacío, no hay más problemas. Mutuos deseos de parabienes para el viaje, y a lo que íbamos.
Con este antecedente, nos apresuramos a no llegar muy justitos de tiempo al tren de vuelta. A las 20:10 en Puerta de Atocha. Bastante concurrencia; nada de coches prácticamente vacíos como por la mañana. Se acaba el fin del semana y eso se nota. Nos acomodamos, nuevamente y... de nuevo aparecen otras dos personas con la misma historia. Nueva comprobación documental, y efectivamente Renfe ha vendido también esas dos plazas por duplicado. Los recién llegados esperan pacientemente al supervisor, que los ubica en otros asientos.
Luego, en los primeros minutos tras el comienzo del viaje, observamos bastante trasiego de personas que con sus equipajes se desplazan por el tren. Sospechamos que nuestro caso no es único. Una conocida que viaja en el tren nos dice que no pudo obtener sus billetes por internet porque el sistema estaba desactivado hacia el miércoles o el jueves de esa semana. Nosotros los habíamos obtenido por este medio el lunes anterior. Las otras personas con las mismas plazas llevaban billetes expendidos en ventanilla.
¿Qué conclusiones se pueden obtener de la experiencia? Parece que los programadores informáticos de Renfe no están muy al loro, no. Pero bueno, todo el mundo sabe que a los programadores informáticos se les paga por un producto que seguro que está defectuoso. La cosa es así. Como conclusión más positiva, en cualquier caso, el comportamiento de la gente afectada es muy correcto y paciente. Uno se queda con la sensación de que las personas de este país asumen con elegancia las consecuencias de estas deficiencias. Realmente, los ciudadanos no tenemos los servicios que nos merecemos. Creo que merecemos algo bastante mejor.
Entretanto, el atardecer otoñal en Madrid estaba muy bonito. Incluso visto a través del patio de armas del Palacio Real. O Palacio de Oriente, aunque claramente está al occidente del centro de Madrid. Qué cosas tienen estos reyes. Ni orientarse saben.
lunes, noviembre 26, 2007
Por favor, Renfe, un poquito más de caos
Pentax *ist DS
SMC-A 50/2
ISO 200
Exposición: f/5,6 - 1/100s
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