Cuando vuelvo de viaje en tren, y ahora en autobús, a Zaragoza. Me hecho a temblar. Los poderes públicos se han encargado de que podamos disfrutar de una moderna estación con motivo de la llegada del AVE, grande, arquitectónicamente impresionante, pero muy, pero que muy poco acogedora. Tanto por el edificio como por la gestión del mismo. Todo está prohibido, no se puede ir de un lado a otro con facilidad; si llegas por la noche no es que no te dejen entrar en el andén para despedir o recibir al viajero. Es que te dejan en la p.ta calle. Y ahí tienes el guardia jurado de turno, el más antipático y amenazador que han encontrado, para recordarte que harás muy bien en aceptarlo sin rechistar.
Y luego viene la segunda parte. Llegas de madrugada, cansado, deseando llegar a tu casa... y no hay transportes públicos. Desde luego nada de autobuses públicos; vamos estaría bueno que hubiese un autobús que te acercase al centro. Qué nos hemos creído. Pero tampoco hay taxis. En ese momento se monta una disciplinada cola en la parada de taxis para ver si van llegando. Y lo hacen. Con cuentagotas. Muchos llegan porque traen viajeros, otros porque pasan por allí. Y a esperar... de pie... en la p.ta calle.
Eso sí. A ningún taxista se le olvida cobrar el suplemento de salida de estación y de maletas. Un suplemento, el de salida de estación, que tiene sentido para compensar el hecho de que el taxista espere desocupado a los viajeros. Cosa que nos sucede. Son los viajeros los que esperan pacientemente a que algún taxista se acerque a recogerlo. Mal. Así no se hacen las cosas. Los taxistas, que tienen problemas, que nadie lo dude, piden en ocasiones la comprensión y la solidaridad de la sociedad. Pues no. Porque son los primeros insolidarios.
Luego viene la segunda parte. Por cabreado que estuviese yo la noche del viernes al sábado pasado por todo esto, el taxista que nos recogió mostró durante el recorrido a casa que era una persona atenta, cumplidora, responsable y preocupada por el viajero. Y eso te descabrea algo. O por lo menos te ayuda a recordar que las generalizaciones son malas. La situación global es mala, injusta para el usuario. Pero entre los colectivos siempre hay gente maja.
lunes, julio 16, 2007
Estación de autobuses (o multimodal) y taxis
Tranvia en Helsinki, internándose en el Kauppatori bajo una intensa lluvia
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