lunes, abril 16, 2007

El buen pastor (2006)

El buen pastor (The Good Shepherd, 2006), 15 de abril de 2007.

Reparto de campanillas y segundo trabajo como director para Robert DeNiro parecen a priori buenos motivos para acudir a ver este largometraje.

La película es promocionada como una especie de historia oculta del nacimiento y desarrollo de la CIA, principal agencia de inteligencia nortemericana, que surge tras la Segunda Guerra Mundial ante los desafíos que plantea el escenario de Guerra Fría. La realidad es que lo que vemos es la evolución personal de un joven graduado de la Universidad de Yale, que es reclutado para realizar servicios de contraespionaje durante el conflicto mundial, y que luego ocupa importantes cargos en la nueva organización. Se nos plantean los dilemas éticos así como los problemas sociales y familiares que la pertenencia a dicha organización supone en el protagonista absoluto del filme, interpretado por Matt Damon.

El filme, realizado con una absoluta corrección técnica y visual, es largo. Probablemente, más de lo que el resultado final aconseja. Uno supone que plantear los dilemas del protagonista exige una reflexión pausada de los acontecimiento y sus consecuencias. Sin embargo, no llego a percibir esa profundidad o una explicación en muchos de los casos, por lo que la lentitud no ayuda a la reflexión, y quita ritmo al filme planteado como obra de acción, cosa que creo que no es.

Damon, el protagonista, nunca ha sido santo de mi devoción. Aunque me he divertido con alguna cosa suya. Sin embargo, siendo como es un actor con registro limitado, en esta ocasión tiene un papel adecuado a sus características, y en general te lo crees. El resto de los actores, o están un poco de floreros (Angelina Jolie, Tammy Blanchard), tienen intervenciones muy escasas para lo que nos hubiera gustado (William Hurt, Michael Gambon, Alec Baldwin, Martina Gedeck, o el propio DeNiro entre otros), cuando no se limitan a hacer poco más que cameos (Timothy Hutton, Joe Pesci). Hay talento en general, pero en dosis muy limitadas.

En resumen, una película correcta pero excesivamente morosa y larga, que nos deja con ganas de algo más y cuyos momentos más dramáticos quizán no alcanzan el climax adecuado por culpa de esta larga duración. Le pondremos un siete a la dirección y a la interpretación, pero la valoración subjetiva no pasa en mi opinión de un seis.

El "héroe" del filme, tras la Segunda Guerra Mundial, pasa un tiempo en el arruinado Berlín de posguerra, restos del cual se pueden ver como la Iglesia Conmemorativa de la imagen

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