sábado, abril 14, 2007

Elecciones, promesas, demagogia, metropolitanos,... ¡viva la República!

Ayer di el primer paso. Fui a la oficina de correos para solicitar el voto por correo para las próximas elecciones autonómicas y municipales. Desde que tengo la oficina de correos a pocos metros del portal de mi casa, sistemáticamente voto por correo. Así, como las elecciones en las últimas ocasiones son en domingos de primavera, no dejo de votar si me sale algún plan para salir por ahí y disfrutar del buen tiempo.

Con las elecciones llegan las promesas. En principio había campaña electoral. Ahora hay campaña pre-electoral. Y desde meses antes, los partidos políticos y los candidatos nos torturan con sus caretos desde las vallas publicitarias. Pretenden convencernos de lo majos que son; todavía no pueden pedir el voto de forma explícita en la publicidad. Pero vamos, como si no los conocieramos. Prometan lo que prometan.

Y claro de las promesas electorales a la demagogia solo va un pequeño paso por una senda corta y difusa. Son muchas las promesas demagógicas; por parte de todos, aunque más frecuentemente por parte de partidos con escasas posibilidades de gobernar. La imposibilidad del incumplimiento de las mismas queda atenuada por la ausencia de responsabilidad de gobierno en el futuro. Así cualquiera.

Últimamente, parece que por la España plural están de moda los metros. Me refiero a los ferrocarriles metropolitanos. Como ya señalaba hace algo más de un mes, unos tipos castellanos hacían broma sobre el tema en su bitácora. Bueno, pues un plano de metro casi clavadico al que el PACA "proponía" para Ávila ha aparecido en las vallas publicitarias de Zaragoza. Ya sé que esta ciudad es bastante más grande que la bella ciudad castellana. Pero el proyecto me parece casi igualmente fantasioso.

Quede claro que no es mi intención en este artículo o en esta bitácora la de hacer política partidista. Aunque la ilustración puesta en solfa tenga unas siglas y un líder determinado, mi crítica va para el conjunto de formaciones políticas, a quienes nuestra Constitución, tan manipulada y manoseada en los últimos tiempos, da un serio papel protagonista en el sistema de representación de la soberanía popular... y que en general se toman bastante poco en serio.

Finalmente, en una fecha como la de hoy, recordemos que este país tuvo en el pasado otras oportunidades de desarrollo en libertad, democracia y progreso, y que los mismos cafres de siempre retrasaron el mismo durante décadas. Que pena de historia la de este país, para cualquiera que se tome la molestia de estudiarla. En cualquier caso, ¡viva la República! La de los ciudadanos, la de los que importan. Por supuesto. La que en el fondo ya existe, aunque nos hayan puesto un rey de cartón piedra, con sus yernos y su nietos y toda la parafernalia del gusto de papanatas, para decorar y para amansar a las fieras.

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