miércoles, septiembre 19, 2007

Aquella Eurovisión (2): Una muñeca de cera y serrín

Artículos previos de esta serie:

En 1965, yo no tenía conciencia todavía de lo que era la Eurovisión, ni sus consecuencias. Demasiado pequeñito. Ni siquiera recuerdo si teníamos ya la televisión, que sí la teníamos desde hacía unos seis meses, en el pequeño piso del barrio de Torrero, del tamaño de un sello de correos más o menos, en el que vivíamos entonces. Uno de aquellos "logros sociales" del régimen de Paquito Chocolatero, con las flechas de los indios en la fachada (nunca mejor denominado esto de "fachada").

Digo que sí la teníamos, porque a pesar de que no guardo recuerdos de aquel año, la canción ganadora fue una constante en casa durante los años siguientes. Por el motivo que fuese, mi madre se quedó encantada con aquella adolescente sosita francesa que se presentó por Luxemburgo con una canción que se titulaba Poupée de cire, poupée de son. Aunque mi madre, con nulo conocimiento del idioma galo la denominaba "Pupelisín, pupelisón". Lo que fonéticamente más le sonaba. La cantante se llamaba France Gall, y supuso el avance de la tendencia dominante durante años en el festival. Fue la época de la moda yeyé, que nos llegaba del otro lado de los Pirineos como adaptación burguesa y conservadora de las tendencias musicales más osadas que se daban en el mundo anglosajón.



La cantante, símbolo para la burguesía francesa de una juventud alegre y virginal, tuvo éxito durante un tiempo. Este éxito se vio favorecido en gran medida por su asociación con Serge Gainsbourg, un tipo feo con gran capacidad para ligar con las guapas, y que le preparaba las canciones más adecuadas para conseguir un éxito tras otros. Pero el tío también tenía un punto de travieso, más bien gamberro, por no llamarlo cabroncete... y un par de años más tarde le prepara a la ñoña de France Gall una canción de aspecto infantil, Les sucettes, pero que... bueno ya lo veréis en el vídeo a continuación. Un escándalo en la sociedad francesa del gaullismo pre-68. Qué cosas les pasan a las niñas burguesas... En cualquier caso, supuso el declive de la francesita como chica yeyé.



En la foto de hoy, una vista nocturna de la parisina Catedral de Notre-Dame, en la ciudad de nacimiento de nuestra heroína musical de hoy.

Canon EOS 100
EF 50/1,8
Fujichrome Provia 100
(digitalizada y convertida a blanco y negro)

Exposición no registrada

1 comentario:

Manu dijo...

ay aquella sandy shaw... quién la ha visto y quién la ve...

recuerdo que mi madre de pequeño me cantaba esa canción y claro, eurofan que me hice...

un saludo! (si te gusta eurovisión, pásate por mi blog!)