martes, enero 24, 2006
De un lugar en el sol a un partido de tenis
Hace un par de meses aproximadamente, comentaba con cierto entusiasmo la última película estrenada de Woody Allen, Match Point. Una película sobre el ascenso social de aquellos menos afortunados; también sobre el efecto del azar en las consecuencias de nuestras acciones.
Este fin de semana he tenido ocasión de ver por televisión en el canal TCM, la película Un lugar en el sol, protagonizada por Montgomery Clift, siempre con cara de estreñido, y una jovencísima Elizabeth Taylor, de apenas 19 años y en plenitud de belleza, dirigidos por George Stevens. No la conocía. No sabía con claridad qué me iba a encontrar, y la comencé a ver sin más, como un entretenimiento de una tarde de domingo. Y... oh, sorpresa. Conforme iba transcurriendo la película, tuve una inmensa sensación de déjà vu. Era la misma historia que en Match Point. Con muy ligeras variaciones, pero la misma en esencia hasta que... hasta que todo lo que en la película de Woody es una tesis sobre el azar, sobre la ausencia de maniqueismo en las consecuencias de nuestras acciones, aquí es moral tradicional. Si pecas... aunque sea de pensamiento o por omisión... lo pagas... y lo pagas caro. El ejercicio de ver las dos películas es sin duda interesante, incluso apasionante. Además... las dos películas están francamente bien.
Perfecto. Una rutinaria tarde de domingo convertida en una apasionante velada cinematográfica. Quién pide más.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario