El ultimatum de Bourne (The Bourne Ultimatum, 2007), 28 de agosto de 2007.
Tercera de la serie. Teóricamente la última. Pero ya veremos. A Hollywood le cuesta mucho matar las gallinas de los huevos de oro. En cualquier caso, parece que hay una culminación razonable de la historia del asesino de la C.I.A. interpretado por Matt Damon y dirigida por Paul Greengrass en sus dos últimas entregas.
Partamos del hecho de que, salvo casos excepcionales, las películas de espías pocas veces me emocionan. Pero reconozco que pueden ser ideales como entretenimiento y que también tienen derecho a la oportunidad de encerrar una buena historia y unos buenos personajes. Como cualquier otro género. La primera de la serie me entretuvo, y además contaba con la presencia de Franka Potente, que siempre me parece un aliciente. La segunda, en su momento, me gustó menos; me debió pillar en mal día, y además me llevé el disgusto de ver como apiolaban a la Potente a la primera de cambio. Sin embargo, recientemente la volví a ver en vídeo y me entretuvo bastante. Incluso le vi más profundidad que a la primera.
Así que con cierto optimismo me dirigí a ver esta última entrega, y la verdad que es lo pasé bastante bien. No nos engañemos. Es más de lo mismo en un 75%. Peleas entre asesinos habilidosos y fortachones, una damisela en apuros de vez en cuando, un desaprensivo directivo de la "agencia", y unas cuantas persecuciones por las estrechas calles de diversas ciudades, que muestran la eterna incompetencia de las policías de todo el mundo cuando se mezclan con las cosas de los espías. Por supuesto, un macguffin que tiene una importancia relativa, pero necesario para que el "héroe" mueva su culo del sillonbol y se dedique a recorrer el mundo entre balaceras, mamporros y otras peripecias.
Sin embargo, reconozco que la historia está muy bien planteada. Me gusta mucho que el final de la segunda película tenga una importancia trascendental en este filme, rompiendo de paso la linealidad de la historia, y ofreciendo una nueva perspectiva del conjunto de la historia. O al menos, de las dos últimas películas, que forman un conjunto coherente entre sí. Bienvenido sea el hecho de que aparte del oficio ya demostrado en filmar efectos especiales, más o menos emocionantes, alguien haya decidido dejar alguna neurona en pensar un poco en la historia que quería contar.
En cuanto a la interpretación, siempre podremos dudar si Damon lo hace bien porque es así de soso e inexpresivo, lo cual le va al personaje, o bien realmente tiene un considerable mérito en su composición del personaje. En cualquier caso, el resto de los personajes acompañan con dignidad la historia.
En resumen, de lo mejor del verano. Así que le pondremos un siete a todas sus dimensiones, dirección, interpretación y valoración subjetiva.
En la foto de hoy, unos reflejos tomados en la villa y corte hace 3 años, en una excursión para presenciar un espectáculo del Circo del Sol. Una parte de la acción del filme de hoy transcurre en la capital; ya se encargan los responsables del filme de recordar en qué país está con un plano de la Monumental de Las Ventas... ¡y olé! Qué tristeza esto de los toros, qué tristeza. Y yo sin una montera en mi guardarropa... una vergüenza de español es lo que soy...
miércoles, agosto 29, 2007
El ultimatum de Bourne (2007)
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