Un hecho que ya he comentado en alguna ocasión es que aunque vivo en Zaragoza, trabajo en Huesca. La comodidad de ir y venir entre una y otra ciudad en un tiempo razonable hace que nunca me haya planteado la posibilidad de vivir en la capital altoaragonesa, ni me haya integrado en su vida social, relativamente peculiar para quien como yo está acostumbrado a una ciudad con una población 13 veces superior. Supongo que no deja de ser normal en una pequeña capital de provincias de 50.000 habitantes.
La gente de Huesca es como la de todas partes; diversa, hay de todo. Pero siempre hay temas que consideran muy suyos, muy propios; casi sagrados. Y uno de estos temas es sus fiestas populares en honor a San Lorenzo. Las viven con intensidad; se sienten orgullosos.
Este año se tienen montado un debate notable. El propósito es el cartel de fiestas. En el aparece un conejo blanco, muy esquemático pero reconcible como tal, que "viste" el pañuelo verde tradicional en las fiestas. Cuando yo lo vi, ignorante de la polémica que iba a suscitar, no me pareció nada raro. La gente en fiestas viste de blanco con el pañuelo verde. Los conejitos suele ser animalitos simpáticos, se usan para hacer peluches para los niños, aparecen en los cuentos, en los anuncios de Duracell, nos hacen gracia... acuérdense de Bugs Bunny, o de The Book of Bunny Suicides (un poco macabro este último). El simbolismo era evidente para mí. Un motivo lúdico "vestido" como visten los oscenses en fiestas. Nunca pensé que oiría en estos días tantas muestras de indignación y rechazo por parte de la gente con la que coincido en el trabajo. Parece que ha tocado alguna fibra sensible que a mi me cuesta reconocer. Por supuesto, si expongo mi opinión relativamente favorable al diseño del cartel, todos me miran con aire condescendiente, y aseguran en voz alta o pensando para sí que es normal, que yo no soy de Huesca, que estas cosas no las siento y no las entiendo.
Y una cosa es cierta, nunca entenderé cómo algo que no forma parte de lo trascendente de la vida, que forma parte de lo accesorio, de lo lúdico, de lo que nos debe relajar, puede provocar semejantes ríos de negativismo y de malas caras. Relajémonos, que bastante problemas da la vida. Tomemonos las cosas con humor. Pero bueno... Si alguien quiere juzgar el cartel, lo podéis encontrar en el siguiente enlace (es la segunda imagen, claro).
viernes, agosto 03, 2007
Un conejo blanco con un pañuelo verde
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