jueves, diciembre 28, 2006

Ciencia real y ciencia ficción

Hoy me he enterado al visitar el directorio de Hispaciencia de la existencia de una bitácora sobre la Física en la Ciencia Ficción. O tal vez sobre la derogación de las leyes de la física en la misma. Interesante. No sé si tendré tiempo para seguir y leer sus amplios artículos, pero está bastante bien.

Personalmente, mi relación con la Ciencia Ficción ha tenido distintos altibajos desde que tuve mis primeros contactos cinematográficos con ella en mis tiempo de adolescente, cuando el cine Rialto de Zaragoza (ya desaparecido, tras una larga larga agonía como sala X) era de arte y ensayo, y me daba la oportunidad de ver películas como 2001, una odisea del espacio, o la más desconocida película rusa Solaris, tristemente occidentalizada recientemente para mayor lucimiento de cierto pediatra de un servicio de urgencias.

Mis primeros contactos literarios fueron tres o cuatro años más tarde, ya universitario, cuando leí la versión literaria de 2001 por Arthur C. Clarke, y con la lectura de la trilogía de la Fundación de Isaac Asimov. En esos años de universidad, leí mucha ciencia ficción, hasta que en mi dura mollera fueron entrando los elementos del sentido crítico, y comprendí la cantidad de morralla con escaso valor que existe dentro del género. Esto provocó un claro distanciamiento de mi persona hace esta literatura, que sólo recupero de vez en cuando, en momentos en los que prefiero leer obras de evasión para descanso de mi sufrida cabecita/cabezota. Eso sí, seleccionando con cuidado para no caer en la basurilla.

Recientemente, por ejemplo, he leído una novelita, no publicada todavía en español, Seeker de Jack McDevitt. No es que sea el no va más del futbolín, pero es entretenida, tiene alguna aventurilla que otra y especula sobre los efectos del tránsito de una enana marrón al atravesar un sistema planetario extrasolar con planetas en la biozona. Bueno. Como toda obra de ficción hay muchas cosas difíciles de tragar en la realidad, pero tiene una base científica que para mí es la base para una obra seria de este género.

Es decir, que nadie me venga hablando de la saga Star Wars como ejemplo de ciencia ficción. Son obras de aventuras, de fantasía, en las que el pensamiento mágico tiene una gran importancia, y donde, voluntariamente según declaraciones del propio George Lucas, se derogan las leyes de la física en pro del espectáculo.

En fin, sirva este artículo para recomendar la bitácora mencionada al principio, y para reflexionar someramente sobre un género literario y cinematográfico que tanto dinero e intereses mueve, y que a tantas personas arrastra.

Peligrosos artefactos de "ciencia ficción" en la Plaza de los Sitios de Zaragoza

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