jueves, mayo 04, 2006

De latir, mi corazón se ha parado (De battre mon coeur s'est arrêté, 2005)

De battre mon coeur s'est arrêté (2005)

El cine francés no acaba de llegar con la frecuencia que sería deseable a las salas españolas. Y sin embargo, especialmente cuando no se meten a hacer superproducciones, tiene muchas y muy buenas propuestas que realizar.

Ahora llega este filme de Jaques Audiard, precedido de un buen número de premios tanto en su país de origen como fuera de él. Es una película arriesgada, dura, poco complaciente en muchas ocasiones con el espectador o con los personajes. Rápida y mareante al principio, en gran medida por el uso de la cámara en la mano, se va sosegando y va profundizando en las contradicciones del protagonista, un auténtico hampón de los negocios inmobiliarios, sin escrúpulos para el uso de medios oscuros para alcanzar sus fines, violencia incluida. Un encuentro casual le retrotraerá hacia sus años jóvenes cuando era una promesa de la música e iniciará un camino difícil hacia una posible redención, que me abstengo de comentar si llega o no llega. Eso que lo vea cada cual en las salas de cine. Son muchos los conflictos éticos que se presentan y complejas las soluciones que se proponen. Las relaciones con la familia, con los amigos, con las mujeres, con los enemigos,... o simplemente con quien pasa por ahí, marcan la dureza del filme y no tanto la violencia de algunas escenas, que también existe.

Para el buen funcionamiento del largometraje es absolutamente esencial la competencia de los actores y las actrices que trabajan en él. Especialmente el protagonista, Romain Duris, que si es conocido en España (poco) es por protagonizar también aquella reflexión sobre los programas de intercambio universitario "Erasmus" que era L'auberge espagnol (en España llamada gracias a ese "psicópata" al que debemos los títulos de las películas extranjeras, Una casa de locos; así, como si fuera una mera comedia de adolescentes descerebrados). Pero todo el reparto en su conjunto nos ofrece interpretaciones solventes, sinceras y convincentes.

En resumen, aunque no me atrevo a recomendar esta película a quien se acerca a las salas con mero afán de entretenimiento, si que considero que es una buena película, que me contó algo que me interesó y con innegables méritos cinematográficos. Yo le pongo un ocho (con un siete en la dirección, y otro ocho en la interpretación).

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