martes, agosto 23, 2005

Dos guardias civiles muy particulares

Bevilacqua y Chamorro, dos guardias civiles muy particulares; Lorenzo Silva.

Hace dos años largos, en circunstancias familiares difíciles, y teniendo que pasar muchas horas con frecuencia en hospitales, me hice con una pequeña colección de libros de bolsillo diversos para matar las horas haciendo algo de lo más útil que se me ocurre en esta vida. Leer.

Buscaba tener disponibles siempre libros no muy extensos, de fácil lectura, entretenidos, pero sin caer (demasiado) en el best-seller multinacional, o en la manida ciencia-ficción. No es que entre estas dos últimas categorías no pueda haber buenas obras. Pero son mucho, mucho menos frecuentes de lo que sus fans piensan. Como consecuencia tuve la oportunidad de conocer algunos escritores españoles que se me habían pasado en los últimos años.

Entre estos, me encontré con unos entretenidísimos libros, escritos por Lorenzo Silva, y protagonizados por dos curiosos guardias civiles, convertidos en avezados investigadores criminales de la España rural más diversa. Desde las turísticas playas mallorquinas o gomeras, hasta los hoteles de carretera en la castellana comarca de La Alcarria.

Los protagonistas:

  • Uno, el sargento Bevilacqua, treintañero camino de cuarentón, un licenciado en psicología que se mete a guardia para garantizarse la supervivencia cotidiana. Un poco de vuelta de todo, pero sin pasar de nada. Y desde luego, nada parecido en sus formas y su mentalidad a lo que uno espera de un suboficial de la Benemérita. Nadie, y yo menos que nadie, está libre de prejuicios.
  • La otra, la guardia/cabo Chamorro, una veinteañera estirada y estrecha, hija de coronel de infantería de marina, y frustrada oficial de cualquiera de los ejércitos españoles. Un poco más en la línea que uno se espera en una guardia civil. Salvo por esa insistencia en compararla físicamente con Veronica Lake. Lo cual a uno le produce un morbo que no veas.
Mi primera lectura fue rápida. Superficial. Me entretuvieron, que para eso estaban. Sin embargo, en este verano, con más calma, les he dedicado una lectura un poco más reposada, encontrando en estas novelas una reflexión bastante curiosa e interesante sobre la sociedad española actual. En cuanto a los guardias, en contra de todo lo que podría esperar,... pues les he cogido cierto cariño. Y aunque no me los creo (Silva jura y perjura que son razonablemente reales), sí que tienen algo en común conmigo. La vocación de funcionarios públicos que creen que están al servicio de la gente, y no del capitoste político de turno, al que las urnas han puesto ahí. Aunque no sea porque no hay nada mejor.

No sé. A mí me han gustado. Por cierto... los títulos de las obras de Bevilacqua y Chamorro:

  • El lejano país de los estanques (mmmm, cómo me gusta este título).
  • El alquimista impaciente (hicieron una película; de Chamorro hacía Ingrid Rubio, que aunque me gusta como actriz, no se parece en nada a Veronica Lake,... y no deja de ser una decepción).
  • La niebla y la doncella (realmente, este escritor está dotado para los títulos).
  • Nadie vale más que otro (estos son relatillo cortos, menos trascendentes; aptos para leer a la fresca en verano con un porroncito de cerveza con gaseosa, así bien castizo).



En la fotografía de hoy, dejamos la verde Irlanda, y volvemos a la ruralidad española. En concreto al bello pueblo turolense de Rubielos de Mora.

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