viernes, diciembre 02, 2005

Hoy estreno una nueva "vieja" cámara... bieeennn....

Pues eso. Estreno cámara. Digital. Réflex. Canon EOS. No podía ser de otro modo; hay que aprovechar el parque instalado de objetivos, que tan buen servicio me han ofrecido con mi EOS 100. El modelo... una Canon EOS D60, 6 megapíxeles.

"¿Pero qué dice este?", gritarán algunos. "¿Estrenar cámara?; pero si es de hace tres años. Paleozoica."

Pues sí. La he comprado de segunda mano. En una tienda escocesa, Ffordes. A través de internet. Son gente seria. No es la primera vez que les compro algo. Siempre de segunda mano. Hasta ahora habían sido objetivos y accesorios. Esta es la primera cámara.

La cámara me ha costado menos de la cuarta parte del precio de salida hace tres años, y menos de la tercera parte del precio por el que se pudo comprar en el comercio. Más barata que mi primera compacta digital de hace dos años y medio (Canon Ixus 400, 4 megapíxeles) y que la compacta sofisticada de hace un año (Canon Powershot G6, 7 megapíxeles). Y con las pocas pruebas que he podido hacer esta tarde ya he comprobado que la calidad potencial de la imagen es superior. Si hace tres años casi todos los analistas consideraban que era una buena cámara para hacer buenas fotos, con ampliaciones sin problemas de tamaño DIN A-3 (29,7 x 42 cms), ¿por qué no habría de serlo ahora, con más ventaja gracias al precio? Y la calidad constructiva mucho mejor que las cámaras réflex "económicas" actuales, que nuevas son más caras, y que muchas no pasan tampoco de esos 6 megapíxeles.

El estado de conservación, bueno. Perfectamente embalada, con todos sus accesorios perfectamente recogidos, con una batería extra. Los discos de software, impecables. Algún signo de uso, pero nada grave.

En resumen, que tengo por fin una réflex digital, por un precio más que razonable con la que me puedo divertir mucho. Sin arruinarme.

La primera foto que subo de ella no es precisamente una maravilla artística. Pero me ha hecho mucha ilusión sacar una imagen a 1000 ISO, que no sea una maraña absoluta de puntos de colores azarosos, perfectamente usable... en el caso de que el motivo fuera realmente interesante. Todo llegará.

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