Estas últimas semanas he leído dos libritos que tenían cierto interés. Ambos del mismo autor, Jesús Hernández, quien pretende dar otra imagen, menos dramática, a veces cómica, del fenómeno bélico. Los títulos,
- Las cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial, y
- ¡Es la guerra! Las mejores anécdotas de la historia militar.
A partir de ahí, y hecho dicha salvedad, necesaria para la buena salud mental del lector, desfilan una serie de hechos relacionados con lo bélico con una doble misión muy clara. Por un lado, dotar de un mayor conocimiento histórico al lector, que encontrará un gran rigor en los diversos artículos o "anécdotas". Por otro lado, algo muy necesario también, entretener. A pesar de los títulos de los libros, en los que reina la palabra "anécdotas", muchos de los hechos narrados no son necesariamente anecdóticos, sino que están rodeados de hechos trascendentes en la historia de los conflictos armados.
Mi recomendación es que si os gusta la historia, los leais. Se aprende. Y no es poco. Y por otro lado, finalmente uno se reafirma en algo que ya intuía. Que la expresión "inteligencia militar" es un oxímoron. Vamos, en lenguaje más llano, un contrasentido. Algo que por mucho que lo busques...
La fotografía de hoy corresponde a Omaha Beach, playa que, a pesar de su nombre, se encuentra en las francesas costas de la Baja Normandía, uno de los lugares del célebre de desembarco, donde Spielberg sitúa la acción de su Salvar al soldado Ryan. El conocimiento de la historia de los hechos nos dirá que, pese al "éxito" de la operación, la ineptitud de los mandos militares aliados ocasionó muchas más bajas de las necesarias en la batalla. Suponiendo que alguna muerte violenta sea necesaria.
"Pero esa es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión" (M. Ende).
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