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Nunca he entendido muy bien porque me gusta tanto. De hecho, de coches entiendo más bien poco. Me entero algo cuando compro uno... y eso no pasa todos los días precisamente. Luego se me olvida todo. De mecánica, aun entiendo menos. El ruido me molesta...
Sin embargo, desde que siendo pequeñito los "reyes magos" me trajeron un coche teledirigido (con cordón, que no eramos ricos) "Ferrari Payá", cuando en la televisión aparecía el circo de la Fórmula 1, y mencionaban la palabra Ferrari, ahí estaba yo como un lelo viendo pasar a toda velocidad los coches rojos del "cavallino" rampante.
Después de una década en la que dejó de interesarme el tema, más bien porque empezó a dejar de intersarme casi cualquier cosa que den por la televisión, el año pasado volví a engancharme a la "caja tonta" para ver las carreras. Un nuevo aliciente. Un mozalbete asturiano, al volante de un Renault, se atrevía con cierta insolencia a codearse con el Kaiser Michael, aunque este dejó a lo largo de toda la temporada muestras claras de su superioridad. No es que sea yo muy dado a los exceso patrioteros. Pero Fernando Alonso me cae bien,... qué se le va a hacer.
Hoy ha comenzado de nuevo el "circo". A una hora intempestiva para la vieja Europa. El Gran Premio de Australia se ha corrido a las 4:00 AM (GMT+1). Menos mal que existen las grabadoras de vídeo...
Este venerable Citroën, que en 1993 se encontraba en la Bretaña francesa, en Guimiliau, no es un Fórmula 1. Pero indudablemente, tiene estilo.
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