domingo, abril 03, 2005

El Papa, las banderas y los bomberos

Creo que para casi nadie será una noticia novedosa a estas horas. Karol Wojtila, alias Juan Pablo II, alias el Papa, anciano de 84 años nacido en Polonia ha muerto.

Esto parece ser una noticia importante. No será para tanto. Otro vendrá, que se vestirá de blanco. La lenta evolución (¿involución?) de la Iglesia Católica no permite aventurar buenos tiempos para la tolerancia hacia quienes no tenemos creencias sobrenaturales o pertenecemos a organizaciones sectarias de tipo religioso. Y encima seguirán acusando a los no creyentes de intolerantes, simplemente porque pretenden tener su hueco en este mundo.

En los últimos tiempos la jerarquía católica española, con el apoyo de Karol Wojtila, ha emprendido una "cruzada" contra los intentos laicistas, más bien tímidos del gobierno de Zapatero. Una de las últimas noticias relacionadas con Zaragoza y el Papa es el nombramiento de un nuevo arzobispo para la sede caesaragustana. Y el elegido viene de Cartagena, donde se significó por su ardiente defensa del demente Plan Hidrológico Nacional del anterior Gobierno. Y lo traen a Zaragoza. El principal núcleo de oposición a dicho Plan. Esto es significarse políticamente.

Este Papa no ha sido el de la tolerancia. Ni el de la democracia. Ni el de la libertad. Pero lo que más me indigna es el papanatismo de las actuales responsables de los organismos de gobierno en este país. Se han declarado lutos, se han lanzado loas, se han... en fin... puesto a los bomberos a perder la mañana bajando las treintaytantas banderas de la Plaza de Aragón de Zaragoza en señal de duelo por alguien, que para muchos de nosotros, ha supuesto el retorno o el fortalecimiento de la intolerancia y la intransigencia tradicionales en la jerarquía católica.


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