jueves, abril 21, 2005

Viajes, viajeros, turistas, turismo

Hoy he recibido un mensaje por correo electrónico de alguien que había visitado mi página de fotografía de viajes: De viaje con la cámara al hombro. En concreto, relacionado con mis comentarios a las fotografías sobre Praga.



En el texto de su mensaje expresaba una serie de desacuerdos sobre lo que yo escribí en su momento. Desacuerdos correctos, aunque vehementes. Probablemente una persona joven, con vivencias intensas en la capital checa. Bienvenidos sean los desacuerdos. Agradezco las visitas, y valoro positivamente a quienes se molestan en retroalimentarme con sus opiniones.

Sobre todo los agradezco cuando me hacen reflexionar. Detrás de sus comentarios se reflejaba un reproche. "Tú fuiste como un turista y con ojos de turista, y yo viajé allí, me integré allí, y realmente me enteré de que iba la cosa" (este entrecomillado no es literal; es lo que yo pienso que traslucía el texto de su mensaje). Estamos ante una eterna oposición. El viajero frente al turista. El profundo frente al superficial. Quien se entera y quien no se entera. La "élite" y la "chusma" (Por favor que nadie piense que mi corresponsal se expresó así; ya he dicho que fue correcto. Estas expresiones entrecomilladas son mías).

Sin embargo, creo que la profundidad y la capacidad de comprensión no está en el tipo de viaje. Ni en el destino. Está en los ojos y en la mente quien viaja. He viajado por turismo. Por trabajo. Por estudios. Por obligaciones personales diversas. Y nunca he sentido que una forma de viajar excluya la posibilidad de vivencias más o menos profundas. Mis experiencias son básicamente visuales. Mi impresiones también lo son. No soy una persona extrovertida; no seré quien más se relacione con otros. Pero sí que observo. Sí que me intereso en la gente. Y creo que estoy en condiciones de negar dicha disyuntiva. Da igual que uno sea un turista, o un viajero en busca de experiencias trascendentes. Lo que de verdad quede, dependerá de la capacidad de observación y de comprensión de quien vive la experiencia.

En cualquier caso, a mi corresponsal, si llega a asomarse a esta página, gracias. Por haberme permitido reflexionar un rato.

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